El cuento de Bingqian

Érase una vez, una princesa, que cuando se levantaba contenta, salía el sol, pero cuando se levantaba triste, empezaba a llover...

Un día, su padre decidió mandarla a trabajar en un telar, entró un pajarito y le dijo:

- ¡No conseguirás nunca hacerlo bien! Para alguien como tú es imposible. (El pájaro gritó.)

- ¿Cómo lo puedes saber, y si lo consigo? (La princesa preguntó.)

- Tú no lo conseguirás, te saldrá todo mal... (El pájaro frunció los ojos y echó a volar.)

- ¿Lo conseguiré? (Murmuró la princesa.)

Al día siguiente, la princesa empezó a trabajar, pero no dejaba de pensar en lo que le dijo el pájaro, su estado de ánimo iba bajando cada vez más y más:

- Princesa, ¿estáis bien? (Una chica preguntó.)

- ¿Crees que lo estoy haciendo bien? (La princesa dijo con tono de desconfianza.)

- Emm...bueno, para ser la primera vez, vais bien.

Entonces, entró el pájaro, se quedó en el hombro de la princesa y le susurró:

- No lo conseguirás, es imposible para alguien como tú... (El pájaro se fue después de decir eso.)

- ¡Déjame, déjame en paz! (La princesa se va corriendo con lágrimas en sus ojos.)

- ¡Princesa! (La chica gritó preocupada.)

La princesa se encerró en su cuarto, y hubo muchos días de lluvia en el reino. Unos días después, alguien llamó a la puerta:

- Marta, ¿puedes abrir la puerta? (La reina preguntó.)

- ¡No, vete! (La princesa gritó con tono de lloro.)

- No puedo hacer nada bien, soy una inútil.

- ¿Quién te ha dicho eso? Marta, ¿por qué haces caso a lo que te dice los demás?

Al oír eso, la princesa dejó de llorar. " Sí, ¿por qué tengo que hacerle caso? " Pensó la princesa.

A la mañana siguiente, salió el sol, la princesa volvió a trabajar, y entró el pájaro:

- ¿En serio, vuelves a trabajar?

- Sí. (Contestó la princesa llena de alegría.)

- ¿Sabes que no lo vas a conseguir? (Dijo el pájaro con tono de burla.)

- No sabes de lo que soy capaz, no tengo por qué hacer caso a lo que me diga los demás (La princesa se levantó.

Cuento escrito e ilustrado por Bingqian

- Incluido tú.

De repente, el pájaro se echó a reír.

- ¿De qué te ríes? (Preguntó la princesa.)

Desde lejos, se oye pasos y aplausos, el sultán aparece detrás de la puerta:

- Enhorabuena, Marta. Prueba superada. (El sultán sonrió.)

- Padre, pero...¿De qué hablas?

- Alex, gracias por tu ayuda. (El sultán miró al pájaro.)

- El placer es todo mío. Alteza, siento haber hecho que se sintiese mal. (El pájaro sonrió y se fue.)

- Padre, ¿me podrías explicar lo que ha pasado? (La princesa preguntó con curiosidad.)

- Marta, para ser una princesa de verdad, hay que tener suficiente confianza en sí misma. Dentro de poco, gobernarás el reino, y he preparado esta prueba para comprobar si lo  harás bien. Ahora, estoy seguro de que sí.

- Nunca dudaste de mi ¿verdad? - dijo la princesa.

- Por supuesto que no.